• Casa tomada
























    Una alta y vieja puerta verde de madera abre la sospecha. La mitad inferior de una de sus hojas parece arrancada, y forma estalactitas que dejan ver un largo pasillo que desemboca en una luz muy blanca de sábado radiante. Después se revelaría como un enorme patio de baldosas blancas y negras con balcones internos; los que ocultan las vidas de quienes, desde hace años, ocuparon esa casona tras la ida de los religiosos Padres Vicentinos.

    Sobre la calle Bustamante al 2351, en el corazón de Recoleta y rodeada de pulcros edificios, se levanta una casa de aspecto ruinoso, con paredes descascaradas, oscurecidas por el tiempo, y que hablan en aerosol: “RIVER”, “CHICAGO”, “VERTIGO” y “CARUCHA”. Siete ventanales en el primer piso y otros seis en la planta baja enmarcan la entrada, que es mirada de reojo por cada uno de los vecinos que pasan.

    En el gran patio central interno todo cuelga. Desde los pequeños balcones toallas, prendas, zapatillas y sábanas quieren invadirlo todo. Abajo, un par de niños corriendo, una señora mayor sentada y dos jóvenes que ingresan con sus bicicletas completan el paisaje junto a las puertas cerradas de las más de 20 habitaciones. “Esto antes era de los Vicentinos, hasta que hace unos años medio que se fueron y medio que los echaron”, relata Matías, uno de los jóvenes.

    El pasillo que conecta la puerta con el patio, sacado de contexto, podría ser el de una caverna. Irregular, de textura rugosa, con charcos de agua y olor a humedad. El material que se cae de las paredes se acumula a los costados y pareciera que en muy poco tiempo todo terminará igual. Un único elemento parece ajeno: una manguera plástica que obliga al ingresante a agachar el cuerpo.
    Una vez afuera los autos estacionados a lo largo de toda la cuadra y las fachadas vecinas dejan a la casona como una isla, extraña. Como si un mundo paralelo transcurriera puertas adentro. El encargado de uno de los edificios anexos confiesa: “Los quieren sacar pero no pueden”.
    Texto y fotos: Martín Sacán

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