• Entrevista al actor Roberto Tito Mendoza


    Una y tres minutos de la madrugada. Mi celular recibe un misterioso mensaje de texto: “Si no dormís, están dando en el canal Volver Mujer-Mujer, en el cuarto acto estoy yo”. Al encender la televisión estaba él, con su personaje de fotógrafo y su rostro de plastilina, revoloteando entre Arturo Bonin y las piernas calientes de una actriz. Treinta años antes, el remitente del mensaje había recibido un elogio anestesiante del capocómico Jorge Porcel, amigo y compañero: “Sos un actor de puta madre”.
    Ese día, pero unas cuantas horas antes, pasado el mediodía, el actor “Tito” Mendoza –el mismo del mensaje de texto nocturno-- saludó a sus ochos perros, esquivó sus gallinas para llegar a las puerta de la casa en Adolfo Sourdeaux y salir hacia la entrevista. El cielo estaba nublado, amenazante, pero no le impidió que una vez en la calle viera otra vez el verso gigante que escribió con aerosol en la pared blanca de la fachada de su casa: “No les cortes las alas a los que saben volar”. Se tomó el tren hasta Retiro y el Subte C hasta Constitución. “Uy, Tito Mendoza! ¡Qué viejo que está!”, le chistó un diariero ya en la Plaza y le pregunto: “¿Cuándo te vemos de nuevo en la televisión?”. Tito, con seriedad y algo de tristeza tuvo que esconder esa sonrisa que lo define: “¿De qué televisión me hablás?”.


    Llevando con orgullo sus 62 años por las calles de Constitución, donde se encuentra Canal 13, no pudo evitar recordar los seis años con su personaje de “Tito” en “Los Campanelli” y aquellas montañas de raiting. “Era Gardel con guitarra eléctrica”, se enorgullece, y cuenta que cuando salían a la puerta del canal después de las grabaciones, se les tiraba encima una marea de gente por un autógrafo.

    Entonces relata que su carrera de 18 películas nacionales, programas televisivos y espectáculos teatrales, arrancó a los 17 años con un bocado televisivo en un programa de Carlitos Balá. “Sasasasá”, imita Mendoza a su héroe infantil, y dice que su talento para buscar sonrisas proviene de una adolescencia en el barrio porteño de Saavedra, donde todos su compañeros pegaban el estirón y él se quedaba más y más cerca del suelo hasta archivar hoy el metro setenta y monedas. “Tuve que apelar a la simpatía y el humor para conquistar chicas”, filosofa con galantería.
    En aquel barrio se juntaba en la plaza con “la barra”, donde estaba el en ese momento desconocido Johnny Tedesco y su “vuele vuelve primavera que te espero que te espero”, mientras Tito tocaba la batería, hacía coros contagiosos de Elvis Presley con la voz y se presentaba en 1963 con su banda “Los Sullivan” en el programa “Remates musicales” del recordado Roberto Galán.

    El actor se levanta de la silla del bar. Fuma. Deforma la voz y actúa cada anécdota. “Actuar es un juego”, reflexiona. Según detalla, también es cocinero, músico, conductor de radio, artesano, poeta, cantante, director y bailarín. “Si hubieses nacido en Estados Unidos con esas cualidades, sería una figura”, le dijo alguna vez Federico Luppi. Y explica que su carrera tiene tres puntos cumbres: su personaje de Quico en el teatro, “Los Campanelli” y la película “La discoteca del amor”, donde interpretó a un gángster.
    Tito, que trabajó con artistas como Nelly Beltrán, osvaldo Pacheco, Libertad Lamarque, Palito Ortega y Jorge Luz, se define como gritón y cabrón: “Lo heredé de mi madre que me decía que si le robaba un alfiler ella misma me llevaba a la comisaría”. Esta personalidad le hizo pegar algunos portazos estruendosos. “Me traicionaron mucho, sabés, mil veces; a esta edad, no puedo perder más”, se entristece y confiesa que ha salido llorando alguna vez después de que le lastimaran el orgulloso.
    “La fama no es puro cuento porque superó al talento”, recita el actor para referirse a la televisión actual, donde afirma que solo se salvan el humorista Diego Capusoto (“es muy loco, él mismo es su personaje”) y el actor Carlos Belloso (“no puede tener tanto talento el hijo de puta”), mientras agregan que los productores de hoy no les dan oportunidades. Porque él necesita actuar y lucha contra el olvido. Porque es una locomotora artística en movimiento que todavía tiene nafta. Porque a Roberto Tito Mendoza el pasado lo corona.
  • 1 comentarios:

    Veronica dijo...

    COMO PUEDO HACER PARA CONTACTARME CON TITO MENDOZA? TE DEJO MI MAIL
    veromonty4@yahoo.es, AUNQUE FUERA QUE ME CONSIGUIERAS SU MAIL, ERAMOS MUY AMIGOS... GRACIAS
    VERÒNICA MONTERROSO


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